En esta sociedad de hastío y malestar no debemos confundir autoridad legal con autoridad moral.

La autoridad legal puede disponer y dictar reglas, pero las cosas empiezan a ir mal. Cuando en su aplicación, no se aplica el Principio de Igualdad para todos los implicados de la comunidad; sino el Discrecional.
Las relaciones entre las personas pueden evolucionar a peor, cuando confundimos la autoridad legal con la moral.
La autoridad moral es la Autoridad con Mayúsculas, la que viene avalada por el ejemplo en la forma de actuar, la transparencia en la gestión, y la búsqueda del Bien Común, y no en los intereses del clan.
La autoridad legal puede disponer, meter miedo, incluso amenazar. Pero cuando se aplica al margen de la Autoridad Moral, podrá imponer; pero no convencer.
En la Dirección y Gestión de algunos centros educativos, necesitamos que la autoridad legal vaya acompañada de la autoridad Moral para empezar a recuperar.
Pues, lo que no asimilemos a través del entendimiento y la empatía; de poco servirá imponerlo a través del miedo y la coacción.